En nuestra serie, pueblos de la isla de
Annobón, muchos curiosos son los que están
a la expectativa por conocer los orígenes de la comarca con mayor extensión y
población en la isla, sin considerar la franja norte donde se haya enclavada la
capital de la isla, nos aludimos a la circunscripción de Ánghändji, cuyo centro
urbano es Sam Púdúl; ya que, según datos que poseemos, fruto de nuestras
pesquisas sobre la localidad: patentizan que existieron otros asentamientos
humanos en otros puntos de dicha localidad en los tiempos remotos, aunque de
menor medida.
Como reza el rótulo de
este reportaje, no vamos a hablar de la
génesis de la comarca, sino de un día muy significativo para los lugareños, la festividad
patronal de la zona.
Según ÔPÀ (calendario original annobonés), el
15 de junio de cada año, se conmemora el solemne día o patrono de Sam Púdúl, el
centro urbano de Ánghändji, denominado djá
Sam púdúl pé lavôl.
CÓMO SE CELEBRA DJÁ SAM PÚDÚL PÉ LAVÔL
La festividad de este
día es una mezcla de lo sacro con lo folclore y lo ágape. El hecho más excelente
es la práctica de dá bôjồ y los
juegos que se desarrollan durante el tiempo que dura dicha práctica.
Ante todo, se prima lo espiritual: Sangitã nghändji o met skol (la máxima figura espiritual de la iglesia natural de la
isla) oficia el culto en la capilla de la localidad. Durante el oficio eclesial,
no se puede dedicarse a ninguna otra actividad paralela, a excepción de la
limpieza de algunos puntos que pasará la procesión con la imagen del primer
apóstol de Cristo. Durante el servicio sacro, algunas mujeres comprometidas con
el cofradía de la iglesia de la localidad, se sientan al frente de la capilla a
un lado de la entrada, y con una especie de hierba trepadora, habilidosamente
preparan una especie de corona y cinto, con los que se ornaría tanto la imagen
del apóstol y los oficiantes espirituales durante la procesión en las calles
del pueblo. Durante la sagrada función; hombres, mujeres y jóvenes de ambos
sexos de nombres Bápù, Púdul, Nánãy/Nánãdji, Mámandji, Bapútxì, Pú, etc. O
haber nacido en Ánghändji(que obligatoriamente de bautiza con el nombre del
lugar o del primer apóstol de Jesús), se encargan de transportar agua salada, piedras
planas adecuadas para la atención de bôjồ,
desde la playa hasta el enfrente de la capilla. Mientras otros se encargan de
preparar la hoguera con mesocarpios secos de coco.
Mujeres preparando corona y cinto para la ocasión
Mujeres preparando corona y cinto para la ocasión
Una vez concluido el oficio sagrado, cuando
los oficiantes están por salir de la iglesia, se anuncia a los feligreses
congregados a las furas del recinto sagrado, al aproximarse el ministro de
culto con sus acompañantes al portal, se hace detonar el primer estruendo de bôjồ, y empiezan los gritos de júbilo:
¡Aaaaat! ¡Cuidado!
¡Aaaat Púdù
d’Anghändji! ¡Cuidado Púdù
d’Ánghändji!
¡Aaaaat! ¡Cuidado!
¡Aaaat! Púdù pé Lavôl! ¡Cuidado Púdul señor (de la)
Biblia!
Esta jubilosa declamación,
se va repitiendo durante la recorrida hasta retornar a la capilla. Durante la
preposición se hace alrededor de cuatro paradas obligadas para el rezo. La
primera y más prorrogada se hace en la gran piedra sagrada asignada a rezos al
apóstol Pedro, denominada: Budù xí á jabá
kú Púdù pé Lavôl (piedra donde se danza con Púdù pé Lavôl sobre ella): es
una piedra plana, el portador del ídolo del apóstol sube en ella; mientras el
ministro espiritual alza los rezos al cielo, el portador de la efigie va
haciendo unos movimientos danzarines, y tras él una mujer nágul, cofrade de la iglesia del santo apóstol, con un paño blanco
bien redoblado, va haciendo movimientos de abanique de modo pausado y rítmico.
Durante las estacionales para los rezos,
predomina un silencio profundo en todo el pueblo, sólo se oye los rezos del met skol y los acompañantes. Sin
embargo, al final de los rezos estacionales para retomar la trayectoria, los y
las Bápù, Púdul, Nánãy/Nánãdji, Mámandji, Bapútxì, Pú, emiten vozarrones de vítores:
¡Aaaaat! ¡Cuidado!
¡Aaaat Púdù
d’Anghändji! ¡Cuidado Púdù
d’Ánghändji!
¡Aaaaat! ¡Cuidado!
¡Aaaat! Pudù pé Lavôl! ¡Cuidado Púdul señor (de la)
Biblia!
Todos con machete a mano raspándolos sobre las piedras, alzándolos al cielo, en señal de victoria, con el mismo vocifero de júbilo, sorteando considerables y diminutas piedras.
La segunda pausa se hace en el río, en el
tramo comprendido entre Áwa Mábayã y Budù d’Asôbê; la tercera en Palábatelu, la cuarta, en la
desembocadura del río que da nombre a la comarca, hasta superar la pendiente y
llagar a la capilla.
Durante la romería, queda alguna gente frente
la iglesia, explosionando bôjồ.
Cuando la comitiva se aproxima a la capilla, los vítores y detonaciones de bôjồ se multiplican por mil.
Adentrando a la santa
casa la comitiva eclesial, los que se quedan fuera, empiezan con un divertido
juego, pero que sólo lo conducen los de nombres antes citados. El juego
consiste en asar bananas maduras y van ofreciendo a todo aquel que acude al
lugar del festejo (junto a la iglesia), cualquier persona no de nombre citados,
que acepte en consumir lo ofrecido, de inmediato firma compromiso con el santo
apóstol. Dicho compromiso consiste en contracción de una deuda con el apóstol,
y sólo de una manera se paga dicho débito: si es un o una joven, su primogénito
o primogénita obligatoriamente tendrá que llevar el nombre de Bápù, Púdul,
Nánãy/Nánãdji, Mámandji, Bapútxì, Pú; si no lo hiciera, la nueva criatura,
desde los pocos días de nacimiento, empezará sentir molestias extrañas, y su
crianza será en sumo difícil. Si el progenitor/a no se acuerdan del pacto
contraído con el santo apóstol de la localidad, desde más allá algún vidente
recibe el recado para la familia, y de inmediato se le cambia el nombre al
nuevo ser; en caso de ningunear el recado, el niño no sobrevive. Esa desgracia
repite a la larga, hasta que se dé nombre del pueblo o patrono de la zona.
Finalizada la segunda
parte del oficio espiritual, se procede a remarcar la cara a todos los
participantes a la celebridad con fañá
zêêt bôbô (fariña con aceite de palma),
señal de purificación; acto que pone punto final la parte espiritual.
Concluida con el aspecto espiritual, se procede con las comidas ágape sea en la plaza pública del pueblo o en la playa.
Concluida con el aspecto espiritual, se procede con las comidas ágape sea en la plaza pública del pueblo o en la playa.
El acto de dá bôjồ
consiste, ante todo, preparar hogueras con los mesocarpios del coco, sin
dejarlo carbonizarse, una vez abrasado, se coloca sobre una piedra plana y
remojada con agua salada, se coge otra piedra de tamaño más pequeño que el
anterior y se golpea al mesocarpio incandescente emitiendo un estruendo y los
congregados gritan: ¿Ôlêêê!. En el juego se denomina con el nombre bélico de cañón
o dinamita.
Porqué del machete,
preguntaría algún curioso. Es bien sabido que el machete es el arma con el que
el apóstol Pedro empleó para cortar la oreja a uno de los saldados que fueron a
detener a Jesús, es por ello, en esta celebridad, los Pú, Púdul, Nánãy/nánãndji,
Mámandji, Bapú, Bapútxì, utilizan el machete para celebrar sus festividades.
Cabe señalar, que aun
siendo natural de la localidad, si tu nombre no tiene nada que ver con el
patrono de la lugar no se puede participar tales actos; y si uno o una lo hiciera,
es porque está representando a uno o una cuyo nombre se relaciona con el pueblo
o el santo patrono de la región.
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